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miércoles, 22 de septiembre de 2010

La difícil tarea de convencer a los "otros"

A través de un comentario que no publiqué, en donde un anónimo tuvo el valor de llamarme corrupto y opositor, viene hacia mi cabeza el gran problema de las pasiones políticas y los pobres fanáticos, los pobres diablos que por un puesto de trabajo o por un sencillo terminan vendiendo sus almas al diablo.

Durante el primer lustro de los 90 fui opositor a Fujimori, claro casi nadie veía a un escolar de 13 años hablando de política... el siguiente lustro me hice fujimorista y fui un enceguecido defensor del chino. Me creía los cuentos y mentiras que salía en Contrapunto porque tuve la mala experiencia de aprender de enciclopedias entre las cuales las más recientes eran de 1980 y mis educadores durante la educación secundaria fueron los diarios chicha, los diarios de las calatas y las noticias de violencia policial.

Durante toda la universidad todavía creía en la inocencia de Fujimori y aún mantenía simpatías a favor de sus partidarios... y así hasta el año 2004 a partir del cual me involucré en un nuevo y espectacular mundo que era el Internet.

Podía acceder a los medios de información del extranjero, principalmente España, pude conocer cómo es que evolucionaban las naciones extranjeras y poco a poco empecé a entender lo que realmente significaba la opinión, aprendí sobre política y sobre tecnología, sobre todo puntos de vista diferentes a los que veía en mi Perú.

Intentar entender por qué anda mal nuestro país es como resolver un problema algebraico de un sistema de ecuaciones con muchas variables.

Recientemente me he envuelto en discusiones infructuosas sobre la derecha VS la izquierda y he conocido gente intolerante, gente soberbia, graciosos, fanáticos, idealistas, etc. Pero lo más importante es saber que entre tantos trolls podemos encontrar a personas que realmente saben expresar sus opiniones, y las saben sustentar.. y eso es muy importante.

Hacer una crítica muy dura ha veces es necesario, pero cuando se enfrenta uno a la mentira y a la calumnia, eso ya es otra cosa. La lucha de argumentos se hace siempre tomando en cuenta los valores de verdad y falsedad de los mismos, pero ir a las falacias contra la persona ya es discusión de otro lote.

Haciendo un recuento de las atrocidades que cometí durante mi vida, y las corregí a tiempo, puedo enumerar las siguientes:

- En la primaria, en tercer año, mientras era brigadier de aula contabilizaba las faltas en una hojita. Un compañero de clases me sobornó con 40 céntimos para eliminar su nombre. Como a esa edad sufría los estragos del alanismo y el paquetazo fujimorista, acepté dicho soborno con el fin de comprar algo qué comer. Hoy en día prefiero morirme de hambre a cometer algún acto inmoral.

- En quinto de secundaria las dos secciones votábamos para elegir el nombre de la promoción (Honorato Malque Amigos Por Siempre del aula contraria y Musoj Illari de mi sección) y me parcialicé total y descaradamente a favor del nombre de mi sección. Amigos del aula contraria me llamaron la atención, no esperaban eso de mi. Hoy en día espero primero a que se cumplan ciertas condiciones para que la toma de decisiones no tengan vicios e irregularidades.

Intentaré hacer memoria de qué otras cosas hice durante mi vida escolar y cómo es que las podría justificar de acuerdo al nivel de vida que tenía.

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